domingo, 23 de agosto de 2009

El tren de las ánimas

En noches sin luna, apartado de todo ápice de civilización y obviando cualquier tipo de accidente geográfico, circula una serpiente fantasmal. Lo que antaño fue la famosa barca de Caronte con el devenir de los siglos se ha transformado en un lujoso tren de vapor donde las almas de los descarriados aguardan pacientemente su juicio final. Pero no nos fijemos en sus exquisitos acabados orientales, ni en sus ventanillas ahumadas, que no os cautive su velocidad ni su estilizada belleza porque realmente, lo que importa de ese magnífico tren es cada uno de sus vagones, y concretamente los que sumidos en un infinito tedio esperan y esperan lo que el destino les depare.
Sinceramente espero que nunca te halles en su interior, pero si por desgracia algún día te encuentras sólo en una lúgubre estación y un enorme haz de luz fría se detiene delante de ti, súbete a él, entrega tu billete al revisor y disfruta de las historias que cada viajero pueda contarte, te aseguro que no te arrepentirás.

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