11 de Diciembre de 1715
Francisco Valdés fue en su día un simple labriego, amigo de sus amigos, que una triste mañana de Otoño falleció a causa de la viruela. Y eso es todo lo que recuerda de su anterior vida. Una vez su alma llega a la sala del juicio, Francisco queda asombrado al comprobar que donde él pensaba que separaban a la gente buena de la mala, se encontraba un espíritu funcionario del más allá repartiendo empleos.
Como en el más allá no transcurre el tiempo, no podemos afirmar a ciencia cierta el tiempo que Francisco estuvo en la cola. Lo que si sabemos es que el atento funcionario del más allá lo tuvo claro a la hora de dar su nuevo trabajo a Francisco. Su cara atacada por la viruela y su cuerpo fornido por el duro trabajo en el campo daban el perfil exacto para el nuevo Holandés Errante.
Asi que Francisco desaparece dentro de un gigantesco portal psíquico con un traje de pirata colgado debajo del brazo. Una vez en su nuevo destino, Francisco conoce a su nuevo supervisor, otro funcionario del más allá que de forma fría y antipática le invita a vestir su nuevo uniforme y a subir a su barco.
Varias travesias después, Francisco llora desconsolado en el puente de mando del barco, no sabe hablar holandés con lo que la comunicación con la tripulación es nula, y no solo eso, la espesa bruma que precede a la aparición del barco en el mundo real es tan densa que lo desorienta sobremanera y hace que la mayoría de las veces se pierda y aparezca donde no debe, y si a eso le sumamos el hecho de que Francisco se ha criado toda la vida en tierra y no sabe ni lo que es un barco, entendemos por qué el supervisor estampó el sello de "no apto" en su evaluación final.
Y es que lo que no sabe mucha gente es que el mundo fantasmal es etéreo y se alimenta del miedo de los humanos, por eso los funcionarios del más allá se encargan de colocar a cada fantasma en su lugar correspondiente para que el miedo prevalezca y el mundo siga existiendo.
Pero dejemos eso a un lado y busquemos al bueno de Francisco en la cola de entrada del mundo espiritual, en frente del funcionario del más allá que le entrega, muy serio, su nuevo destino, la mansión de Canterville-Chase, ocupada antes por un fantasma que se fugó con una jovenzuela.
Y otra vez tenemos a Francisco a los pies del portal psíquico, con un traje de época en una mano y una pesada bola de acero atada a una cadena en la otra, y otra vez le tenemos delante del nuevo supervisor con la misma cara severa y avinagrada que el anterior con su nueva evaluación en una oscura carpetilla gris.
Tampoco sabemos el tiempo que Francisco pasó allí, lo que si sabemos es que lo que antaño fue una funesta y maldita mansión pasó a convertirse en un hotel donde los huespedes se alojaban única y exclusivamente para encontrarse con el bueno de Francisco y poder fotografiarse junto a él.
Así que de nuevo tenemos a Francisco en la cola donde se asignan los empleos, con su evaluación final suspendida, esperando su turno. Y por tercera vez se tiene que ver la cara con el malhumorado funcionario del más allá que por tercera vez le da su destino y por tercera vez se encuentra a los pies dle portal psíquico con un traje de época colgado en un brazo y con la cabeza decapitada bajo el otro. Un paso adelante y aparece en la Torre de Londres.
Ni que decir tiene que su mala orientación, el hecho de que se dejara la cabeza en cualquier lado o de que incluso numerosos turistas de los que visitan la famosa torre vieran aparecer su cabeza rodando pidiendo socorro y su cuerpo detrás intentando cogerla, hicieron que famosos fantasmas que habitan la torre como el de Ana Bolena o el del pirata Sir Walter Raleigh le pusieran el título de Francisco Ectoplasma I el torpe para que no desentonara con la nobleza que allí residía.
Y por cuarta vez está Francisco en la cola con su evaluación final cateada, triste y compungido, esperando desdichado un nuevo destino.
Así que estimado lector, si alguna vez te cuentan o experimentas alguna historia de fantasmas, no te rias de la misma, pues multitud de espiritus como Francisco sigan en la cola esperando su destino, y sobretodo no dejeis de creer en este maravilloso mundo y así conseguiremos que no desaparezca jamás.
domingo, 16 de agosto de 2009
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